lunes, 30 de marzo de 2009

vasos vacios


Todavía suena tu canción en mi mente cuando cierro los ojos. Todavía cierro los ojos y me veo perdida en medio de una playa solitaria donde solo cabíamos tu y yo, aunque quisiéramos obviar el cosmos bajo el cual nos encontrábamos, las copas rotas, los sueños olvidados, los recuerdos polvorientos y llenos de aire oxidado…todavía cierro los ojos y busco el modo de salir de un mundo en el que me moría por entrar, busco la manera de ignorar que ayer rozabas mi mano…como si no pasara nada. Nada. Y yo nadé e intenté salir, y cuando lo conseguí me di cuenta que tu mano había estado en la orilla desde el primer momento, esperando que saliera, que respirara, que fuese libre. Querías concederme la libertad que te habías negado a ti mismo en medio de la barra de un bar, querías darme la oportunidad que te habías robado porque la soledad es el mejor amigo para aquellos que tienen miedo, mientras yo nadaba.

Pasamos el tiempo pensando que no pasa nada, pero nada es lo que existe cuando todo se ha terminado, y tú y yo ni siquiera tuvimos el valor para que nuestras mariposas volaran libres en aquel lugar. Y ahora es cuando tengo vértigo, y eso que aún no sé como elevar mi cuerpo un palmo del suelo. Ahora es cuando ni yo misma sé a quién tengo frente a mí. Ahora, ahora vuelvo a caminar sobre el filo de tu navaja, vuelvo a recordar el camino que dejaste marcado con migas de pan. Pero ahora…es que ahora todo ha cambiado.

Nunca comprendí la poesía de unos ojos hasta aquel amanecer en el que me negué a mi misma, nunca antes había probado la derrota de haberme salido con la mía.

Recuerdo la primera foto, la primera canción, la primera copa, y el último adiós. Supongo que la vida es más difícil que esas malditas ecuaciones que me invitaste a conocer. Y aquí sigo yo, bailando en el filo de la puta navaja, esperando que tus mariposas desencadenen esas tormentas tropicales en las que me adentré cuando solo era yo misma; y ahora todo ha cambiado y aquella playa fue el comienzo del final. No sé si se puede tener miedo de lo que nunca sucedió o es que nos empeñamos en ahogar en vasos vacios las horas perdidas en guerras equivocadas. No sé hasta qué punto los puentes que sujetan nuestras vidas nos cargan y nos hacen caer. Solo sé en qué lugar está tu puente, aunque te empeñes en mirar hacia otro lado…solo espero que sepas caminar sobre él, y al contrario que yo, no te cargues, no te dejes caer, no te canses de nadar.

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