viernes, 14 de octubre de 2011

¿bailamos?



Bailamos, desesperados, en la cuerda del amanecer, en el fino hilo que separa la ficción de la realidad, la noche del día, bailamos, hasta que los pies se volvieron polvo, y los recuerdos de un ayer mejor se convirtieron en eso, recuerdos, películas de cine mudo, en las que poder escribir un final, tu propio final.

Bailamos hasta quedar extasiados, hasta que el aire de mis pulmones se agotó,  se evaporó, se escapó corriendo tras ese abril, que puede, nunca volverá…o quizás sea hoy.

Bailamos, en la mejor de las épocas, o eso era lo que creímos, bailamos, hundimos los días en copas de alcohol, mientras que podíamos leer en los restos de rojo sobre el filo, los versos de un mundo, en el que no quedaba nada por hacer, solo bailar.

Bailamos, en los flashes de la juventud, de la vida que prende mecha segundo tras segundo, como si el tiempo se escapara, como si fuéramos conscientes de ese hoy que nunca volverá. Bailamos, porque nos sentíamos vivos.

“¿Y qué es ser feliz?” Me preguntaste, mientras yo, hundía mi cabeza en el suave olor de tu cuello.

Aquella noche no pude dormir muy bien, aquella pregunta me taladraba el cerebro, mientras mis pies, no paraban de moverse, quizás fuera insomnio, quizás resaca de felicidad, resaca de bailar, porque bailando nos hicimos fuertes, nos hicimos a nosotros mismos, nos conocimos, nos miramos, todo cambió o todo fue igual…qué más da. 

Todo comenzó o siguió. Nos hicimos jóvenes, pusimos el mundo a nuestros pies, aunque quizás, nadie lo entendiera...

Y ahora, con las copas medio llenas o medio vacías…solo nos queda bailar, eso sí, al son de nuestra propia melodía, esa que aquel maldito abril, me atrapó, hasta el final, nos pese o no.

Bailamos…porque nos sentíamos vivos.

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