domingo, 26 de junio de 2011

pared



Corremos tras un futuro incierto, lleno de tapias y recovecos, de rincones absurdos donde chocar, de paredes inmensas en las que adentrar. Adentrar, adentrar para buscar, y quizás para no encontrar. Corremos tras las ventanas que a veces creemos abiertas, para escapar, para intentar mirar a través de otra realidad. Y encontramos otro hueco, con el que colisionar, otro espejo en el que pasar. Pasar, los días vacios, sobre la cuerda floja de la felicidad. Sonrisas tenues, miradas frías, aliento seco, vaho desalmado en mañanas de un extraño rocío áspero.

Pero corremos, como si la vida nos fuera en ello, confundiendo imágenes, sonidos, en un extraño viaje al submundo de nuestros sueños, de aquello que creemos no real.

Y corremos, para morir contra la vida, para vivir contra la muerte, para perder en el azar, para ganar las batallas que inexistentes, pintamos de azul emborronado en la triste cruz de la moneda. Trazos al aire, flashes, ecos, movimientos premeditados, pasos de baile, puntillas, colorete y una nota en el colchón. 


Sin sentido, corremos, buscando un norte o un sur, sin darnos cuenta que este círculo carece de puntos infinitos por los que volver a caminar, o a correr inflexivamente, mientras el trompo sale de órbita, y lo que ayer creímos futuro es tan obsoleto como la teoría del espacio en un universo plano. 

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