domingo, 17 de abril de 2011

vacío



Y ahora las aceras están vacías,
Y en los ojos no quedan miradas,
y yo desde un desierto
estoy tan desahuciada como ayer.


Y ahora las aceras están vacías,
y en los bolsillos no queda más papel,
mariposas sin nombre,
que vagan buscando lo que un día fue libertad,
lo que han perdido
corriendo absurda
y repetidamente
tras el eterno anochecer.


Aire, solo aire,
es lo que hay tras la cortina de humo
que cubre mi cuarto.
Aire que no utilizo,
porque ya no hablo, solo escribo.
Aire que malgasto.
Aire que se escapa,
con olor a desengaño.


Y ahora la vida va y viene,
ahora juega a ser tan pequeña como yo.


Ahora lo poco que sé se vuelve en mi contra,
y las noches desesperadas vuelven,
aparecen, desaparecen,
se alargan, se acortan,
se hacen ligeras y livianas,
como las palabras. Frías, lejanas, rotas.


Y ahora,
que las aceras están vacías,
busco algo que me ayude,
que me saque,
algo que sepa
a lo que antes llamaba vida.

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