lunes, 11 de abril de 2011

tiempo

Eran años de dulzura
años de desesperación,
de rasgarnos las vestiduras
de encerrarnos,
tras espejos de cartón.

Cartón herido
carcomido,
dolor en la mirada,
silencios bajo las huellas;
huellas de tacto
de restos,
de naufragios,
de carmín en el colchón.

Era el tiempo de los amaneceres,
de ventanas abiertas,
de sol en los bolsillos
de miradas de estupor.

Violencia.

Eras tú.
O quizás yo.

Era el tiempo de conocer,
de conocerse,
de reconocer
que no queda tiempo
solo la sal de la piel.

Años, lustros, siglos,
tras el adiós.

Era el tiempo de la vida,
del rojo, el verde, el azul
era tiempo de vestidos para niñas
a las que no les quedó arena
para crecer.

Rendición.

Eran los años de la vida,
de las sonrisas,
del llanto
Y la desesperación.

Y fueron en esos años
en los que crecimos,
en los que nos conocimos.

Creo que fuiste tú.
Creo que fui yo.


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