martes, 29 de junio de 2010

miénteme


Llena mis paredes de recuerdos, que yo me ocuparé de no olvidarte.

Dibújate en blanco y negro una y otra vez, que yo sabré como dar color a tus ojos.

Fotografía cada instante, que yo pondré sonrisas al momento.

Llámame loca, que para darme cordura ya estás tú.

Coge mi mano bajo la mesa, que será mi corazón quien corra mas deprisa que el poco tiempo que nos queda.

Dime que no me vaya, miénteme.

Ponle música a cada momento, que yo sigo inventando melodías para ti cuando me subo a los tejados.

Bésame bajo la lluvia, que el tiempo pasa rápido, y siempre me gustaron las tormentas de verano.

Baila conmigo, no importa que nos pisemos.

Escribe algo para mí, y llena mis paredes de tus versos.

Di que me quieres, que no podrás vivir sin mí.

Átame fuerte, y cuando llegue el momento, déjame ir.

Reinventa el tiempo y el espacio, que la física no tiene respuestas para todo.

Viajemos, como si el mundo estuviera a nuestros pies.

Llévame a ver las estrellas, que cada noche dibujo constelaciones con historias tristes.

Subámonos de vez en cuando a un tejado, que no hay nada mejor que imaginar tu verde en la oscuridad.

No me entiendas, no lo entiendas, simplemente siéntelo.

Hazme tu musa, que los poetas sin inspiración son solo marionetas.

Corre conmigo, enciérrame en tu cuarto, hazme el amor en el suelo.

Sonríeme, haz que cambie el curso del destino.

Cree en mi, sobretodo, cree en mí. Que yo sigo pensando que hay duendes bajo mi cama.

Olvídame, haz que no te olvide.

Pídeme que no me vaya.

Tú sabes como hacer que me gusten los lunes.

Empapela mis paredes de poemas, que ya me encargo yo de poner tejado a esta casa en ruinas.

Mírame, bésame, no tengas miedo.

No me dejes marchar.

Deja la puerta abierta.

Sé infiel, sigue sin entenderlo, pero no dejes de inventar paredes.

Déjame caminar sobre tu espalda.

Sé el filo de mi navaja.

Fuma conmigo.

Cura mis heridas, con el humo de nuestro cigarro.

“Miénteme, dime algo bonito”

Pero sobre todo no dejes de llenar mi mundo de tí.



Y llegó el final de los tiempos. La musa no lo entendió. El poeta, tampoco. No entendieron que no hacía falta entender nada.



Y llegó el final de los tiempos...y solo hizo falta una mirada. Y cambió el curso de las estaciones.


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