jueves, 12 de noviembre de 2009

Between

Juan Luis no era un tipo que tuviera muchas manías. De hecho las aborrecía por el mismo hecho que detestaba comer pipas: no se sentía cómodo repitiendo el mismo acto de manera compulsiva. Por eso cuando se descubría alguna, por casualidad, tendía a estudiarla meticulosamente para ver dónde estaba la razón de su existencia. Una vez localizada le era más fácil deshacerse de ella. En ocasiones lo conseguía pero sabía que no era una tarea fácil. Muchas veces tenía que sucumbir a alguna que, por su cualidad recalcitrante, volvía una y otra vez para no darle respiro, para percutirle sin descanso hasta que un día conseguía pillarle con la guardia baja y pasaba así a formar parte de su cotidianidad, aunque le doliera a su orgullo.

Había una especialmente rara que llevaba notando desde que una profesora de ojos azules pronunció una de esas palabras que se suelen aprender en las primeras clases de inglés. Recordaba que tenía un acento irlandés muy marcado, como si intentara no olvidar sus señas de identidad. La repitió tres veces de forma pausada en un espacio de pocos segundos: "Between" "Between" "Between". Juan Luis no sabía si fue su sonoridad ("bituin" le sonaba muchísimo mejor que los vocablos castellanos que utilizaba por esa época) o aquel dulce encanto que transmitía aquella irlandesa de cara regordeta y pelo rojizo lo que hizo que esa palabra se le quedara grabada, pero a partir de ese instante le volvía a la cabeza en los momentos más insospechados.

La última vez que apareció estaba en una clase de mecánica de fluidos, mirando al techo, aburrido como una ostra entre tanto símbolo de densidad y tanta integral triple. Como hacía días que había perdido el hilo de la asignatura, se dedicó a estudiar esa pequeña tara de su cerebro que venía notando desde hacia tiempo. Después de darle vueltas llegó hasta su significado en castellano:"entre". Pensó que le atraía aquella disonancia que evocaba. Siempre le había gustado enfrascarse en diatribas que le hicieran elegir entre diferentes opciones. Disfrutaba argumentando los distintos matices de los problemas que iban saliendo a lo largo de las conversaciones con sus conocidos. Muchas veces jugaba a ponerse a un lado y a otro de las discusiones aunque eso le supusiera que defendiera durante un corto periodo de tiempo cosas en las que no creía. Eso le enseñaba a conocer más a fondo las opiniones contrarias para poder así contraatacarlas con mayor precisión. Porque lo que tenía claro Juan Luis es que estaba en contra de los que decían que todas la opiniones eran respetables y se podían considerar por ello iguales. Él creía que eran las personas las que eran respetables pero quizá no tanto sus opiniones. Las opiniones podían refutarse, podían discutirse, podían ponerse en entredicho sin necesidad de herir a nadie por ello. Por eso le llamó tanto el significado de" between" cuando reparó en él, porque creaba debate. Siempre que había un "entre" había una oportunidad de aprender y de formarse una mejor idea del tema tratado.

Cuando intuía que una conversación iba a versar sobre algún tema que no llegaba a dominar del todo procuraba leer sobre él para así poder hablar con más criterio y evitar en lo que se pudiera caer en lugares comunes que estuvieran ampliamente superados por los conocimientos existentes. Lo creía básico para así poder elevar el dialogo hacía una altura en la que la disparidad de criterios creara sabiduría y no broncas estériles. En general, le gustaba hablar con gente que tuviera inquietudes y le descubriera información desconocida que le hiciera pensar, estrujarse los sesos en busca de su opinión al respecto.

Tenía la teoría de que todo el mundo constituye una especie de burbuja formada por su conocimiento. Un conocimiento que, por más grande o más pequeña que fuera la burbuja de cada uno, es limitado. No se puede conocer todo por uno mismo. Además hay cosas que te pueden interesar mucho y de las que ni siquiera has oído hablar. Por eso creía tan necesario e importante la relación entre las burbujas. Siempre ponía el mismo ejemplo: Gabriel podía saber todo acerca de la teoría de la Relatividad pero a lo mejor no había leído nada de ninguno de los integrantes de la generación perdida norteamericana porque desconocía su existencia. En cambio Ana disfrutaba leyendo cada página escrita por Hemingway o Faulkner pero le era imposible imaginar la sensación de grandeza que le supondría conocer los entresijos en los que estaba basado el mundo. Un día, en uno de esos botellones universitarios tan habituales, a Artero le da por presentar a Gabri y a Ana. Gabri, como es un poco histriónico, empieza a gesticular de una forma que a Ana le recuerda a un personaje de "El villorrio" de Faulkner y se lo dice, cosa que a Gabri, por curiosidad y por seguirle la corriente a Ana, que tiene una sonrisa preciosa, le incita a buscar el libro y leérselo. Y así descubre a Faulkner, que por cierto le encanta, lo que le instiga a investigar entre los estantes de la biblioteca a sus compañeros de generación (a Scott Fitzgerald, a Dos Passos, a Hemingway…) y a invitar a Ana a tomarse un café para darle las gracias. Cuando llega el día y exactamente el segundo sorbo de café, Gabri empieza a contarle la pequeña introducción a la Teoría de la Relatividad que había estado ensayando toda la tarde frente al espejo para impresionarla. Y la impresiona de veras. A partir de entonces quedan todos los viernes, con lo que Ana intenta aprender cosas nuevas sobre Einstein para poder ir hablando al mismo nivel que Gabri y Gabri investiga sobre literatura para hacer lo mismo con Ana. Y así poco a poco las burbujas de Gabri y Ana van aumentando con cosas que ni se hubieran imaginado conocer. Y ese conocimiento además los forma interdisciplinarmente, sea cual sea su carrera. Ya no importa que Gabri sea de ciencias y Ana de letras porque eso, a Juan Luis, le parecía sumamente superficial. Lo esencial, lo verdaderamente importante es que disfrutan completando sus lagunas, disfrutan aprendiendo cosas nuevas que les ayudan a averiguar sus gustos y sus hobbies. Un proceso que lleva implícito una búsqueda interior, lo que hace que uno se conozca más a sí mismo. Porque no todo es estudiar o saber algo en abstracto, sino aplicar lo que se conoce a aspectos que tengan que ver con tu propia vida y te den felicidad y sustento para tener donde mantenerte en pie en tus peores días.

La teoría de las burbujas quedaba muy bien sobre el papel, pero últimamente Juan Luis la daba por imposible. Se sentía abatido. La carrera no le daba el tipo de conocimiento que creía necesitar y además los debates que se encontraba alrededor distaban mucho de ser los que creaba su imaginación. Su burbuja en vez de aumentar iba disminuyendo con el paso del tiempo. Aunque le pareciera mentira lo único serio de lo que oía hablar entre cubata y cubata era de la pelea "between" Belén Esteban y Campanario o a las malas, sobre alguna nueva payasada de algún concursante de Gran Hermano. No se creaban debates interesantes por ningún lado. Muchas veces, incluso, si sacaba algún tema sobre el que le apeteciera reflexionar, era tomado en broma para que se callara lo antes posible. La controversia no estaba sobre si te gustaba tal o tal rama de la filosofía, tal o tal música, o tal o tal libro. No se le descubría un nuevo pintor, ni un director de cine vanguardista, ni un arquitecto minimalista, ni siquiera una serie exitosa. Lo único que se le revelaba eran nuevos detalles escabrosos sobre la vida de esas dos "famosas", estigmas máximas de la normalidad demasiado cercana a la banalidad, o de aquellos juguetes rotos reyes de España y de portadas durante unos meses. Para ser sinceros, no le gustaba nada la Mecánica de Fluidos pero se sentía ofendido al pensar como la gente que había descubierto ese tipo de conocimiento tan complejo y tan útil para el funcionamiento de la sociedad se la guardaba en el desván del olvido mientras que a otros se los entronizaba por sus estúpidos alaridos televisivos. Era ridículo. Lo mismo pasaba con médicos capaces de llevar a cabo una operación capaz de cambiarle la vida a alguien, con catedráticos que investigaban tecnología puntera o con personajes históricos que cambiaron su tiempo: pasaban totalmente desapercibidos en la opinión pública .Y para colmo, estaban muy poco valorados, incluso se los menospreciaba en multitud de ocasiones.

Muy poca gente a su alrededor sabía quién era Simone de Beauvoir, Billy Wilder, Paul Eluard, las hermanas Brontë, Richard Avendon o Rosa Parks, pero en cambio la mayoría se regodeaba de perder su tiempo en aprenderse al dedillo las conversaciones sumamente intrascendentes (y llevadas a cabo con muy malas formas) de las mujeres de Jesulin o conocía que a Andreita no le gustaba el pollo. Todo ello muchas veces incitado por aquel aparato tan sumamente mal utilizado llamado televisión.

Juan Luis distaba mucho de caer en los tópicos. Pero si había uno en el que coincidía era en el referente a la Televisión. Era un elemento decisivo en su teoría de las burbujas. Todo el mundo la tenía en el centro del salón de su casa. Era un factor clave en la vida de muchas personas. Y no digamos en la de Juan Luis. Le afectaba al ánimo, a la calidad de sus pensamientos. Le daba estímulos para reflexionar, para salir de vez en cuando de un mundo que muchas veces no le gustaba. Le permitía soñar. Pues con todo eso le parecía inquietante como un aparato con tantas posibilidades se estaba perdiendo en la inmensidad de lo intrascendente. Él veía en la Televisión un medio fantástico para difundir conocimientos y diversión (cosas compatibles aunque pareciera mentira), capaz de crear estados de ánimo y inquietudes. Pero de un tiempo a esta parte veía que había sido inundada por un tsunami de programas basura en los que reinaban actos y comportamientos excesivamente malintencionados y viscerales. Muchos de los cuales en vez de ensalzarse, en ocasiones, deberían reprimirse lo máximo posible. Habían desaparecido la mayoría de las series, los debates de calidad, los programas de conocimiento, el buen cine… En su lugar las voces, los cotilleos y los melodramas ocupaban la tarde, testigo que cogían rápidamente los concursos engañabobos en la madrugada (¡Pobres insomnes que no tuvieran algún otro lugar al que acudir que al mundo televisivo a esas horas!). Se tachaban de inadecuados para los niños contenidos que llevaran incluidos algún tipo de guiño erótico (Californication) pero se permitía ver a esos mismos niños a víboras desollándose (alguno de esos programas de la Patiño o su homologo tomatero) o programas tan educativos para los pequeños como "El Diario de Patricia". Era todo tan sumamente desolador e hipócrita que Juan Luis se preguntaba como se había llegado a esa situación.

El timbre sonó un poco antes de que el profesor terminara de explicar el último problema de hidrostática y de que Juan Luis terminara de intentar desenmascarar a los posibles culpables de que se hubiera escogido ese derrotero. ¿La educación? ¿Los políticos? ¿La propia sociedad? ¿La condición humana? Quizás en la próxima clase de fluido, se dijo.


3 comentarios:

  1. Ay Juan Luis, Juan Luis, jajaja que identificada me siento. Mi burbuja también se va haciendo cada vez mas pequeña, aunque intento evitarlo por todos los medios,¡tantas cosas me gustaria, experimentar, aprender y descubrir! pero... el escaso tiempo, el trabajo y las pocas posibilidades.... a veces nos lo impide, por no hablar de los agobios personales de la edad o la economia.
    Estoy totalmente de acuerdo con la critica constructiva que haces al medio de comunicación por excelencia; la Televisión. ¡Que desastre! mira que la veía poco, pero esque cada vez la veo menos, a veces incluso escuchar las veces de esos personajes de fondo me molesta.
    Y por último, tantas veces yo también me encuentro "Between" entre tantas cosas, entre tanta gente, entre tantas opiniones...
    Por todas estas cosas que te interesan y por esta manera tan especial de reflexionar sobre ellas, sigo afirmando que eres ¡un jovencito sumamente interesante!:-P
    besote.

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  2. between...entre...es como estar en un cruce de caminos, es no saber que elegir y pensar que al final tu elección será la correcta (como me has dicho q se llamaba eso?).between, entre ana y gabri. es ser el blanco y el negro, la fusión de las ciencias y las letras, no? jeje. es ser el gris. es la unión del cielo y el infierno...o lo que otros llamamos barro, la mezcla del agua y la tierra.para el genio quique gonzalez seria su daiquiri blues. es una sonrisa triste o lágrimas de felicidad (supongo yo). es ser un pibon tarado, por ejemplo.

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  3. quiza la culpa no sea de unos ni de otros... quiza la culpa sea del propio progreso...

    De echar a andar sin pararse a pensar en las consecuencias, de las modas, de que un dia a alguien se le ocurrio que mostrar lo peor de la gente podria hacer a las masas sentirse mejor con ellos mismos.

    Pero... aun quedamos unos pocos que buscamos el debate, que gastamos nuestro tiempo libre en replantearnos las cosas, en leer mitologia, escribir cuentos o en contar nubes.

    Si algo he aprendido, es el placer de aprender, y de que te enseñen. Sobre todo aquellas cosas que se aprenden de las personas que mas nos importan, y que empiezan a interesarnos a traves de los ojos de aquel/lla chic@ que nos hace sentir que la vida merece la pena...

    Yo al menos luchare porque la sociedad no contamine mi burbujita^^ y seguire leyendo tu literatura mientras intento aprenderme las leyes de la termodinamica y sus consecuencias^^

    Maria (Latorre Marlasca)

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