lunes, 1 de junio de 2009

silencios


Me asomé por tu balcón y me tiré sin paracaídas. Pasé diez días esperándote y mil madrugadas buscándote; rompiendo relojes de arena por desear una muestra absurda de necesidad. Y solo encontré los rastrojos de un sabor a melancolía.

Solo pude distinguir tu mirada a través un espejo roto en mil pedazos, y mientras caías por el precipicio pudiste ver mi cara y sentir como los besos que no te di te hacían más daño que el frio suelo de Madrid contra tu pecho.

Sonó a roto, roto como tu voz cuando asomaba el dulce morado, roto como nuestras miradas entre la multitud, como la sonrisa de aquella niña que aprendió el juego demasiado deprisa.

Y tu balcón comenzó a arder mientras vi como le hacías el amor al silencio, mientras tu quebrado llanto me recordaba como dormía junto a tu tacto las noches de la desesperación.

Era esa especie de olor a hierba lo que me unió a ti, y ahora con esta lluvia no puedo ni respirar.

Supongo que al asomarme por tu balcón me vi a mi misma, a lo que me convertí cuando escapé corriendo de un alarido que me perseguía. Y ahora que te conozco de lejos me doy cuenta que el silencio es más triste que el llanto, que la soledad duele más que el desengaño…

Ahora que me tiro sin paracaídas puedo sentir el viento sobre mi…no pienses que ha terminado todo, porque ahora ya si soy libre…libre de tus silencios.


1 comentario: