martes, 3 de marzo de 2009

Nunca me gustaron los dias de lluvia

Te dejé bajo la lluvia, allí clavada, en la esquina del edificio blanco, junto a una señora con un dálmata que esperaba el autobús, con aquella boina azul celeste y esa sonrisa suave que tanto me gustaban. Salí corriendo. No me digas el porqué, pero sabía que esa iba a ser la ultima vez que compartiríamos una despedida. En mi Ipod sonaban los Who a todo volumen. Mi rumbo era el de un marinero sin brújula, perdido en el mar de unas calles sin nombre. Me habías hecho daño. Pero aun así veía tus ojos a cada paso, a cada instante, en cada transeúnte solitario. Embrujabas todo mi alrededor. Te encontraba detrás de cada coche, escondida tras cada estatua.

Una inmensa fragilidad se adueñó de mí cuando crucé el parque donde tantas veces me hiciste sentir el rey del mundo con tan solo rozar mis labios con la punta de tu lengua. Recordé aquellas tardes de verano en las que, sentados en la hierba, jugábamos a querernos mientras el tiempo se nos escapaba como un gato juguetón.

Nunca me gustaron los días de lluvia.

1 comentario:

  1. Eres un craks aunque te faltan algunos acentos. Me recuerdas al Cortazar de Rayuela y estoy encantado de lo bien que escribes.

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