sábado, 19 de diciembre de 2009

a mi equipo


Y nos fumábamos la vida, y nos bebíamos el destino hasta dejar el culo de la botella bajo los tres grados que hacía una noche de octubre en el parque de Atocha…

Y nos fumábamos la vida y éramos los amos del mundo, reinventábamos canciones, nos colábamos en cualquier evento y bailábamos con julio pescado hasta el amanecer de un lunes cualquiera.

Y nos reíamos de las normas, de las reglas y las advertencias de todos los que decían que no saldría bien. Y claro que tuvimos miedo…pero supimos correr más deprisa, y corrimos tanto que el mundo nos vino pequeño, corrimos tanto que dilatamos las distancias y congelamos el tiempo, tanto que pensamos que un 3 de diciembre seria el día perfecto para escuchar las campanadas.

Así que nos aventuramos, arriesgamos, y al final ganamos. Ganamos todo aquello que se pueda ganar en la vida, esas emociones que te erizan el bello simplemente de pensarlas, esas que hacen que al terminar la música no puedas parar de llorar, esas que hacen que solo pueda hacerte dejar de llorar la sonrisa de Irene o el abrazo de Sepe.

Fuimos jóvenes, maravillosos, increíbles. Creamos una nueva época, marcamos estilo, a pesar de las miradas incrédulas que nunca creyeron en nosotros. Fuimos capaces de vencer al destino y gracias a la ayuda de unos pocos pudimos escribir nuestro futuro a nuestra manera, con la letra del examen de cálculo de Gabri, como la imagen de una foto de Hugo.

Y nos fumamos la Nochevieja y tras la cortina de humo solo supe ver a un equipo, a MI EQUIPO, a ese capaz de dármelo todo con un simple chupito detrás de la barra, ese que podía cambiar el mundo con solo proponérselo, ese que siempre recordaré en algún lugar del mundo como mi familia mientras una sonrisa asoma en mí, ese que llevo muy dentro, ese que siempre vivirá en la Nochevieja universitaria…el que siempre será un equipo, pase lo que pase.

Y quizás cuando se cierre el telón no nos quede nada, yo solo tengo la esperanza de que no me quiten el recuerdo, el dulce sabor de una fiesta que comenzó entre las cervezas de un bar cualquiera y terminó con gritos de victoria. Que no me quiten la imagen de mis AMIGOS nerviosos como niños el primer día de clase, en medio de la pista, más guapos que nunca, y cantando ese somos un equipo que tanto nos gusta.

Hoy recuerdo aquella noche como un sueño, ese sueño del que no quise despertar, en el que pusimos toda nuestra ilusión, nuestro tiempo y nuestras ganas…ese que me hizo sentir orgullosa de vosotros…ese que vivirá siempre dentro de cada uno.

Y lo conseguimos chicos, al final resultó que sí, que somos el cambio que siempre quisimos para el mundo, al final resulta que los grandes héroes viven entre nosotros, aunque no los sepamos ver, al final resulta que los mitos se pueden cantar como la canción de Artero, al final pude contagiaros esa furia interna que no puedo controlaaaar!!!! Y eso es más de lo que nunca pudiera imaginar.

Gracias a todos los que pusieron su granito de arena, a los que nos apoyaron y confiaron en nosotros.

Os quiero pequeños.

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