miércoles, 12 de agosto de 2009

me quedo


Fue como unos fuegos artificiales. Quizás fuera el destino, aunque prefiero pensar que son golpes de suerte que se van cruzando en mi camino, como aquella mariposa blanca que vi cruzarse un día cualquiera. Una playa. La barra de un bar. Tú y yo, y el universo paralelo que recorría una discoteca a la velocidad de la luz. Puede ser que de vez en cuando te necesite para encontrarme conmigo misma. Puede ser que de vez en cuando mire a través de tu verde el mundo en el que me hubiera encantado vivir, de no ser por los pasados inciertos, de no ser por las carreteras abandonadas, por las casas en ruinas. Puede ser que en el fondo de ese vaso vea un futuro que no puede existir sin tus playas, sin tus puentes (los más altos del mundo), sin tus amaneceres locos, y sin los besos que no me diste cuando dormías conmigo.


Y tras buscarte siempre te encuentro, siempre llego al lugar del cual no me quiero mover, aunque vaya a quinientos quilómetros por hora. Siempre consigo que me digas que mis miradas te dan miedo, siempre olvido decirte que a mí me lo dan tus besos, y el modo en que me observas cuando crees que nadie más nos ve, rodeados de nuestra caleidoscópica multitud. Y cuando me abrazas…estúpida kamikaze.


Siempre sueño contigo, con las noches que me robaste ahogando penas con risas, con los amaneceres que me regalaste curando heridas con alcohol. Siempre sueño que no te irás, que aunque no te tenga seguirás ahí, mientras guardo en formol mi oxidado corazón.


Y así seguiré, construyendo poco a poco mi castillo de naipes, arriesgándome a que el más liviano siroco lo destroce, expuesto a un severo sol que puede convertirlo en unas insignificantes ruinas en llamas. Pero así seguiré, porque puede ser el riesgo que quiera correr, un riesgo que me hace sentir VIVA.


Así que una vez mas lo he decido, me quedo. Me quedo con tu verde, aunque me mate y me haga fuerte, me quedo con tu trocito de estrellas pudiendo elegir el Universo, me quedo con tus playas aunque impliquen naufragios, me quedo con tus fuegos artificiales, con tus explosiones, con tus copas, con tus amaneceres desesperados…me quedo esperándote a las seis de la mañana. Me quedo bailando en el filo de tu navaja.


Y sí, fuiste tú quien me salvó cuando solo veía vasos vacios, fuiste tú quien apagó la casa en llamas que más tarde volviste a incendiar, fuiste tú quien a pesar de querer verme arder, me dio el calor que necesitaba cuando me moría de frío.
Quien hizo mi espíritu volar, quien me encerró en el baño, quien se metió en mi cama, quien me enseñó que cada noche podía viajar, quien poco a poco se convirtió en aquella vieja canción que no me cansaba de escuchar, una y otra, otra vez. Quien robaba mis besos…


Gracias, por darme luz, por ser mi navaja, mi playa, mi vaso lleno, mi dulce locura, mi verde, mi pasado y mi futuro. Gracias por tener miedo, por romper mis espejos sin darte cuenta. Gracias por acabar siendo, de un modo u otro, perfecto para mí.


1 comentario:

  1. uooo madiiiii!! q emocion!!!
    me an encantado todaz laz entradaz!! zabia q ezcribiaz bien!! pero no tanto!!!!!!!!! todo zuper zuper bodito!!!!!
    me recuerdan muchas cosas a las cosas q leia tuyas ace unos añitos!! y me traen muchos recuerdos pekeña!!!
    no cambies nunca!!! y me alegro mucho q todo vuelva a ser como antes!!
    te qiero mucho bebe!!!
    mua1!!!

    ResponderEliminar