domingo, 19 de diciembre de 2010

gritos

Sutil, recorre mi cuerpo, envenena mi alma, desgarra un grito en mi garganta, y una agonía se apodera de lo que ayer solo era luz.

El miedo nos encadena, refleja nuestro peor yo, nos envuelve y eleva al caos, ese de los reflejos, cuando perdemos a las personas y solo quedan espejos, rotos o no, sacan lo peor de nosotros.

El miedo nos hace pequeños, la ira nos hace grandes, y cuando estás en el medio...entonces se llora mucho, desesperas, esperas, y das vueltas al cuarto sentada en una silla. Horas. Entonces se llora mucho…

Punzada la lengua, dedos agarrotados. No puedes dormir. Y es porque divagas entre tu mundo y el submundo de los que quieren tenerlo todo, y no perder nada; apostarlo todo, al rojo, al negro, y a la absurda mezcla de ambos, que ahora tiñe las tristes paredes desgarbadas de tu habitación. Y lloras. Lloras mucho. Lloras como lo hacen los de tu especie, por dentro. Y ese es el peor dolor, el que oprime tu garganta, y no te deja respirar.

Pesadillas por la noche, infierno por el día. Y es que estas encadenado, a un cuerpo, a un alma de cristal que no puede ni levantar la cabeza. Estás condenado, a repetir los mismos movimientos hasta el final, una y otra vez, continuamente, como una máquina, que no siente, pero transmite. Frío.
Así que grita, que tarde o temprano, una mano te abrigara. Aunque sepas que no es cierto, aunque notes el tacto del metal.

Corro a mil quilómetros por hora, no veo rostros, solo veo gritos desgarrados, un universo quemado, por aquellos que vendieron su hogar a cambio de una casa en la playa, por esos que caminaron sin mirar qué pisaban cuando sus pies se hundían en el barro.

Enclaustrados, caminamos hacia un futuro incierto. Nadie sabe qué pasará, ni siquiera tenemos la certeza de despertar mañana, y aún así preferimos dormir solos. Puede que jamás se hagan nuestros sueños realidad, puede que la vida nos lleve y nos traiga a su antojo, sumidos en una caótica ola mundial que nos atraviesa, nos tira por la borda y nos devuelve la vida. 

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